domingo, 4 de diciembre de 2011

El Ovillo de Lana Enredado entre las piernas


El  ovillo de lana enredado entre las piernas… escapando de las manos mojadas por la lluvia. La sirena del barco sonando más y más fuerte… Dónde esta la punta del ovillo… perdida entre el ruido insoportable… y entre los pies de la gente… y la sirena sonando más y más fuerte.

Patricio se despertó sobresaltado cuando el timbre sonó por tercera vez… era un sueño mezclado en la realidad que estaba viviendo. Miró la hora en el celular que tenía cargando sobre la mesita de luz. Las tres de la mañana. Entre dormido y preocupado bajó las escaleras. Temía que alguien viniera a su casa con la noticia de alguna fatalidad.

Puso su ojo derecho en la mirilla y no logró reconocer a quien estaba del otro lado…- ¿quién es?- preguntó; y una voz angustiosa respondió. – Carla.
Como despertándose por un baldazo de agua fría abrió la puerta y se encontró con su figura. Recordaba de memoria ese rostro que tantas veces había acariciado y no podía encontrarlo frente a él. La cara golpeada de Carla lo asustaba, pero no podía dejarla ahí en la puerta.

-Perdoname, le dijo, no sabía donde ir.

- ¿Qué te pasó?¿Quién te hizo eso? ¡..Decime qué pasó Carla..! – Preguntaba mientras la ayudaba a entrar,  espantado por las marcas de los golpes que ella había recibido.

-Siempre me meto con hombres equivocados- respondió; y rompió en llanto.

Carla se sentó en el silloncito de mimbre que estaba pegado a la ventana y miró los espacios de la casa… sollozaba con nostalgia e impotencia… miles de cosas pasaban por su cabeza. El dolor en su cuerpo y en su alma se entremezclaba como el ovillo de lana en el sueño de Patricio y no sabía como desanudarlo.

-¿Puedo bañarme?

-Si… bañate, yo mientras tanto te preparo un café y después si querés me contás…

Carla entró al baño… estaba como la última vez que había entrado… los frasquitos de perfume en la mesa del vanitory, ordenados por tamaño. El Carolina Herrera se estaba acabando, ella sonrió recordando que ese es el que le gusta usar. Las toallas ordenadas por color. Cada uno de los detalles que recordaba.

Abrió las canillas y esperó que el agua estuviera tibia y una vez debajo intentó pensar una y otra vez en la situación que había vivido. Se sentía perdida como el ovillo del sueño de Patricio bajo la lluvia.

En la cocina él preparaba café mientras intentaba recordar cuando había dejado de odiarla. Ya hacía más de dos años del día en que ella se había ido sin siquiera dar una explicación razonable. Que cruel había sido con él,- me voy porque me enamoré-, dijo y desapareció.

“Te sentarás en la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo“  se había repetido miles de veces… “ya vas a volver y va a ser demasiado tarde”. Nunca imaginó que ese día llegaría así de pronto, ni mucho menos que no haría más que ofrecerle abrigo y protección…

-¿ Puedo ponerme alguna ropa tuya..?- preguntó Carla desde la puerta del living envuelta en una toalla blanca.

- Si, dejá que te alcanzo- respondió- y la acompañó a la habitación.

Carla recorrió nuevamente los espacios con la mirada pero esta vez no le pareció reconocerlo. Era otra habitación, que hablaba de otra etapa en la vida de Patricio.

La dejó sola para que se cambie y terminó de batir los cafés.

Habían pasado casi veinte minutos y Carla no había regresado, algo atemorizado se acercó nuevamente a la habitación y desde unos metros pudo verla sentada de espaldas en el borde de la cama, estaba desnuda todavía…
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.desnuda 2

…a pesar de los golpes seguía manteniendo la naturalidad de la desnudez. Pensó en decir algo pero prefirió regresar al living y seguir esperándola.

Cuando Carla regresó, se miraron en silencio y se sentaron uno al lado del otro en el sillón.

-¿Me querés contar?
-Hoy no…

Carla apoyó su cabeza sobre las piernas de Patricio… él, nervioso, le acariciaba el pelo enredado como el ovillo de lana de su sueño.

Al poco tiempo ella se durmió…

El  ovillo de lana enredado entre las piernas… escapando de las manos mojadas por la lluvia. … Donde esta la punta del ovillo… perdida entre los pies de la gente… y las sirenas ya no se oían… de cada lado unas manos lo iban desenredando… y entre los ovillos redondos se fundían…

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foto: Rita Saardi